El 15 de diciembre de 1998, en Tijuana, una joven promesa del boxeo mexicano, Jorge «Travieso» Arce, logró su primer título mundial. A sus escasos 19 años, Arce mostró su destreza y habilidad al vencer por decisión unánime al argentino Juan Domingo Córdoba, arrebatándole el campeonato mundial minimosca de la OMB.
Pero esa noche no solo fue especial por la victoria de «Travieso». Desde las tribunas, una figura legendaria del boxeo, Julio César Chávez, alentaba y brindaba consejos al joven boxeador.
En declaraciones posteriores, Jorge compartió un emotivo momento de aquel enfrentamiento. Durante el cuarto asalto, su hermano, quien estaba en su esquina, le señaló que Chávez estaba en primera fila, junto a sus padres, guiándolo con indicaciones sobre cómo llevar el combate. En ese instante, «Travieso» recordó una de las contiendas de Chávez que lo había motivado a entrar al mundo del boxeo y la promesa que le hizo a su padre de ser campeón mundial.
Con una mezcla de gratitud y nostalgia, Arce señaló: «Fue la mejor pelea de mi vida». Y es que, más allá del título, esa noche quedó grabada en su memoria como el día en que, con el apoyo de un ícono del boxeo mexicano, cumplió su promesa y sueño de juventud.




