
En una jornada llena de dramatismo y destreza en el circuito de Interlagos, Max Verstappen volvió a desafiar las probabilidades y se alzó con una victoria monumental en el Gran Premio de Brasil, partiendo desde la 15ª posición. A pesar de enfrentar una salida complicada y una pista mojada que provocó constantes cambios en las posiciones, el neerlandés mostró por qué es considerado uno de los pilotos más talentosos de su generación. Con esta victoria, Verstappen se acerca un paso más hacia su cuarto campeonato mundial consecutivo, consolidándose en la cima de la Fórmula 1.
La carrera comenzó con un giro inesperado: Lando Norris, quien había asegurado la pole position, parecía tener la oportunidad de reducir la brecha con Verstappen en el campeonato de pilotos. Sin embargo, el británico vio sus opciones desmoronarse rápidamente, quedando fuera del podio tras un error en la primera curva durante el reinicio final. La lucha en la punta pasó a manos de George Russell, quien se había colocado como líder en los primeros compases de la carrera, hasta que una serie de eventos estratégicos y paradas en boxes cambió drásticamente la configuración de la competencia.
La lluvia fue protagonista durante toda la carrera y se intensificó cuando Nico Hulkenberg salió de pista, lo que llevó a la activación de un Virtual Safety Car. Fue en este momento cuando Verstappen y los pilotos de Alpine, Esteban Ocon y Pierre Gasly, tomaron la decisión estratégica de permanecer en pista, ascendiendo así a las primeras posiciones. Este fue el punto de inflexión que permitió a Verstappen tomar el control de la carrera y comenzar su escalada hacia el liderato.
El caos continuó cuando Franco Colapinto, en su debut bajo la lluvia en la Fórmula 1, perdió el control de su monoplaza al intentar unirse al pelotón tras una parada en boxes. El piloto argentino sufrió un accidente aparatoso en el ascenso hacia la recta principal, lo que obligó a desplegar una bandera roja y suspender la carrera temporalmente mientras se retiraba el coche dañado y se verificaba la seguridad del circuito.
Tras una pausa de 25 minutos, la carrera se reanudó y, a pesar de un fuerte reinicio de Ocon que le permitió distanciarse de Verstappen en más de tres segundos, el neerlandés no tardó en recuperar terreno. En la vuelta 43, Verstappen superó a Ocon en la primera curva, tomando la delantera de la carrera por primera vez en el día. Desde ese momento, impuso un ritmo insuperable, registrando vueltas rápidas que le permitieron cruzar la meta con una ventaja de casi 20 segundos.
Detrás de Verstappen, el equipo Alpine celebró un inesperado doble podio. Ocon y Gasly lograron mantener sus posiciones en un final que los consagró como el segundo y tercer lugar, respectivamente, una hazaña sorprendente y alentadora para la escudería francesa. Russell, quien había liderado en la primera mitad de la carrera, tuvo que conformarse con la cuarta posición, seguido por Charles Leclerc, quien cerró el top cinco.
Para Lando Norris, la jornada terminó con sabor amargo. Tras una sólida actuación en clasificación, su carrera fue un constante ir y venir. Un error en la primera curva después del reinicio final lo relegó de cuarto a séptimo. Finalmente, fue facilitado por su compañero Oscar Piastri, quien le cedió la sexta posición en las últimas vueltas.
Mientras tanto, el mexicano Sergio “Checo” Pérez vivió una jornada complicada. Tras batallar intensamente en la parte final de la carrera, quedó fuera de los puntos al terminar en la 11ª posición, luego de ser superado por Lewis Hamilton. Una vez más, los resultados dejaron a Checo fuera del marcador en un Gran Premio crucial en su lucha por el subcampeonato de constructores.
La competencia fue una montaña rusa de emociones, marcada por el despliegue de múltiples coches de seguridad, banderas rojas y condiciones climáticas adversas. La victoria de Verstappen reafirma su dominio en el campeonato, dejando claro que, bajo cualquier circunstancia y desde cualquier posición, es capaz de reinar en la Fórmula 1.