
El futuro de Max Verstappen sigue generando titulares en la Fórmula 1. En Mercedes, el presidente del grupo, Ola Kallenius, ve con buenos ojos al tricampeón del mundo y estaría dispuesto a sacrificar a George Russell, quien vive su mejor temporada, para incorporarlo al equipo en 2026. La atracción mutua se centra en el nuevo motor que desarrollan en Brackley, que promete ser referencia con el cambio reglamentario más grande de la historia.
Sin embargo, Red Bull no se queda de brazos cruzados. Christian Horner y Helmut Marko insisten en que Verstappen tiene contrato hasta 2028, aunque se sabe que una salida no es imposible si el piloto expresa claramente su deseo de marcharse. Mientras tanto, Max repite su mantra: «No estoy pensando en ello en este momento».
La jugada no está exenta de riesgos para Mercedes. La llegada de Verstappen podría romper el proyecto ‘junior’ de Toto Wolff, eliminar de la ecuación a Russell y poner en aprietos al joven Antonelli. Además, si el proyecto fracasa, Max no es precisamente conocido por su paciencia.
Entre movimientos estratégicos y declaraciones medidas, el nombre de Verstappen vuelve a ser el eje de una partida que podría redefinir la parrilla de 2026. ¿Será plata el nuevo color del campeón?
