
En un sorpresivo giro de eventos, el mundo de la Fórmula 1 se encuentra en el centro de una nueva controversia tras la filtración de supuestos mensajes de WhatsApp involucrando a Christian Horner, jefe del equipo Red Bull Racing. La filtración se produce apenas 24 horas después de que Horner fuera absuelto de cualquier irregularidad en una investigación interna desencadenada por las acusaciones de una empleada.
Unas direcciones de correo electrónico anónimas distribuyeron un dossier de documentos que contendrían pruebas clave relacionadas con el caso. Este dossier fue compartido a través de un enlace a un archivo de Google Drive enviado a más de 100 personas, incluidos altos cargos de la Fórmula 1, la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), directores de equipo y medios de comunicación especializados. Entre los destinatarios se encontraba también Jos Verstappen, padre del piloto estrella de Red Bull, Max Verstappen.
La autenticidad de los documentos aún no ha sido confirmada por Red Bull, dejando un manto de duda sobre la veracidad de la información filtrada. Sin embargo, la distribución masiva y estratégica de los documentos sugiere un intento por desacreditar a Horner, quien recientemente fue exonerado por la investigación de Red Bull.
La controversia no solo se centra en la figura de Horner, sino que también revela posibles tensiones internas dentro de la organización de Red Bull, destacando una supuesta discrepancia entre los propietarios mayoritarios tailandeses y el sector austriaco de la empresa.
La reacción no se ha hecho esperar, con equipos rivales de la F1 instando a una mayor transparencia en el manejo del asunto por parte de la dirección de la Fórmula Uno y la FIA. Zak Brown, director ejecutivo de McLaren, expresó su preocupación señalando la persistencia de rumores y especulaciones, y subrayó la importancia de la transparencia para la integridad del deporte.
