
La antorcha olímpica fue encendida por la actriz Mary Mina, simbolizando el nexo entre los Juegos antiguos y los modernos.
En un evento que une el pasado con el presente y mira hacia el futuro, la llama olímpica fue encendida este martes en las ruinas de la antigua Olimpia, marcando el inicio de su viaje hacia París para los próximos Juegos Olímpicos. La ceremonia contó con la presencia de Mary Mina, en su papel de Gran Sacerdotisa, quien encendió la antorcha olímpica en una ritualística invocación al dios Apolo.
Este evento simbólico se lleva a cabo antes de cada edición de los Juegos Olímpicos, tanto de invierno como de verano, desde 1936, y busca mantener viva la conexión con los Juegos originales que comenzaron en Olimpia en el año 776 a.C. Rodeada de sacerdotisas y vírgenes vestales, Mina realizó el encendido seguido de una danza a cargo de la coreógrafa Artemis Ignatiu, añadiendo un toque de arte y tradición a la ceremonia.
El primer portador de la antorcha fue el remero griego Stéfanos Duskos, campeón olímpico en Tokio 2020, quien tras recibir la llama, la llevó hasta el monumento a Pierre de Coubertin, el renovador de los Juegos Olímpicos modernos. Posteriormente, la nadadora francesa Laure Manaudou, triple medallista en Atenas 2004, tomó la antorcha, simbolizando el traspaso internacional de la llama.
El recorrido de la antorcha abarca un viaje de diez días por Grecia, culminando el 26 de abril en el estadio Panatinaico de Atenas, emblemático por albergar los primeros Juegos modernos en 1896. Al día siguiente, la llama hará un viaje marítimo hacia Marsella, Francia, a bordo del histórico velero de tres mástiles ‘Belem’, desde el puerto de El Pireo.
Este viaje no solo representa un ritual olímpico, sino que también refuerza la relevancia cultural y deportiva del evento, esperando unir a naciones en un espíritu de competencia amistosa y excelencia en París, marcando otro capítulo en la rica historia de los Juegos Olímpicos.